Fracasar para Innovar
¿Nunca has fracasado?…, entonces no has innovado. Para innovar hay que fracasar.
La palabra FRACASO está sobrevalorada. Sólo significa «falta de éxito o resultado adverso». Nada que ver con «es imposible» o «no vuelvas a intentarlo».
En 1912, un sastre sin conocimientos de aeronáutica se construyó un paracaídas plegable, se subió a la torre Eiffel, saltó desde 90 metros de altura y fracasó… para siempre.
No pudo volver a intentarlo.
Su noble intención era INNOVAR y aunque no lo consiguió, sí que aportó su granito de arena al mundo del paracaidismo porque otros tomaron nota de su FRACASO para no cometer los mismos errores y por eso mismo,hoy podemos caer lentamente hasta el suelo colgados de un trozo de tela. ÉXITO.
Por suerte para los que tratamos de innovar en la empresa, los fracasos no se pagan con la muerte personal y tenemos la oportunidad de tomar nota nosotros mismos, analizar los errores e insistir hasta acertar.
La historia de Franz Reichelt y el vídeo del día del salto, nos dan las claves que debería tener en cuenta toda persona o empresa innovadora.
Por aquel entonces ya existían paracaídas pero la industria militar buscaba uno de menos de 25kg y plegable (necesidad) para equipar a sus pilotos de combate. Había que INNOVAR. Se ofreció una recompensa económica (ventas) al modelo que cumpliera con las especificaciones.
Surgieron innumerables innovadores (competencia) y entre ellos, nuestro protagonista (nuestra empresa).
La ACTITUD común del innovador se podría resumir en TRES aspectos:
- Convencimiento: Nada que ver con la Fe. Este convencimiento está basado en una investigación previa que aporta probabilidades de que algo se puede hacer y sienta las bases que fundamentan la decisión de iniciar un proyecto de innovación.
- Tolerancia al Fracaso: Algo que está poco asentado en la mayoría de empresas. El fracaso se puede presupuestar y sirve para obtener valiosa información. Bien previsto, el fracaso podría considerarse como una herramienta de investigación. Un innovador cuenta con el fracaso.
- Constancia: La respuesta al fracaso. El clásico «levántate y vuelve a intentarlo». Innovar es muy difícil porque tomas decisiones con menos información de lo habitual, de hecho mucha de la información la vas obteniendo cada vez que te levantas y analizas porque te has caído. En este punto es importante poner lo pies en el suelo y fijar límites a nuestro afán por innovar. Innovar cuesta dinero y aunque nuestra constancia y moral sea infinita e indestructible, el dinero no lo es. Cuando iniciamos un proyecto de innovación es muy importante fijar un plazo lo suficientemente largo para caer y levantarnos unas cuentas veces y lo suficientemente corto para que sea sostenible por la economía de la empresa.
Pero como suele suceder, no basta con estar Convencido, Tolerar el fracaso y ser Constante, además hay que tener cuidado de no caer en los ERRORES comunes del innovador y estos precisamente son los que Franz nos muestra en su historia.
- Ignorancia: Franz era un sastre de prestigio y eso le dio confianza para elegir los tejidos más adecuados, realizar el patrón y unir todo el modelo con unas costuras resistentes, pero no tenía conocimientos de aeronáutica más allá de los recogidos en la documentación sobre otros modelos. Su convencimiento era fe en lo que otros habían hecho pero que él era incapaz de evaluar debidamente y a partir de ahí poder sentar las bases que fundamentasen su modelo.
- Desesperación: Hacía solo un par de días, un estadounidense había saltado con éxito desde la estatua de la libertad. La competencia tenía éxito mientras Franz había fracasado con todas sus pruebas realizadas con muñecos. El «ahora o nunca» sonaba en su cabeza, así que resolvió que el problema era que los muñecos no podían realizar movimientos con los brazos para adaptar el paracaídas según la inclinación, canceló la fase de pruebas. Había que saltar, había que salir al mercado sea como sea. «Si otros tienen éxito, yo no voy a ser menos».
- Cumplir Fases y Plazos: El modelo de Franz no estaba preparado, la fase de pruebas no había sido superada con éxito y aún así, «dio el salto al mercado». Cada proyecto tiene sus fases y sus plazos de ejecución, podremos acelerar los ritmos para cumplimentar una fase pero nunca hay que saltarla sin haber quedado debidamente resuelta, si lo hacemos nos podemos encontrar saliendo al mercado con un modelo condenado al fracaso y lo peor de todo es que la PRESIÓN te hará saltar (fíjate como duda antes de saltar), cuando lo profesional de verdad sería no saltar y seguir trabajando en el proyecto o a otra cosa mariposa.
A toro pasado es fácil dar consejos.
Franz, sinceramente creo que no era el momento. Creo que deberías haber desarrollado un calendario que programara las fases del desarrollo de tu proyecto en base a tus capacidades financieras y productivas y si lo tenías deberías haber cumplido cada fase con éxito antes de pasar a la siguiente.
Lo de la competencia es algo que fastidia, lo tengo claro, pero nunca debe llevarte a tomar decisiones desesperadas, en todo caso deberías haber intentado analizar su modelo para mejorarlo.
Por último te hubiera recomendado analizar tus capacidades y limitaciones. Si hubieras analizado un poco el sector en el que te ibas a meter, en tu caso la aeronáutica, te hubieras dado cuenta que tus conocimientos de sastre no eran suficientes para desarrollar un proyecto que se rige principalmente por los principios de la física. Yo hubiera buscado un ingeniero aeronáutico aunque me restara protagonismo o tuviera que compartir la recompensa.
Probablemente tu salto salvó las vidas de otros innovadores que tras tu experiencia tomaron las precauciones necesarias para no caer en los mismo errores.
Hoy traslado esta experiencia al mundo de la empresa porque necesitamos innovar y aunque no nos jugamos la vida, tampoco queremos que, la ignorancia, la desesperación y la presión, saquen de quicio a los innovadores.
Gracias!